Mega estudio clínico Solidarity
Anunciado por la OMS, el estudio clínico nombrado Solidarity investiga simultáneamente en unos 10 países la efectividad de tratamientos farmacológicos considerados promisorios para tratar a pacientes con COVID-19.
Argentina, Bahréin, Canadá, Francia, Irán, Noruega, Sudáfrica, España, Suiza y Tailandia se han unido al estudio. Comenzarán a reportar información sobre un combo de fármacos usados para el VIH, solos o con interferón, además de otros dos utilizados previamente contra la malaria y el ébola.
Paralelo a esto, la OMS anunció que se encuentran en desarrollo al menos 20 posibles vacunas contra el COVID-19, en la que trabajan científicos de varias partes del mundo.
El objetivo es recopilar la mayor cantidad de datos en el menor tiempo posible
“En vez de trabajar en el desarrollo de nuevos fármacos, un proceso que puede durar años, los participantes de esta investigación verán si alguno utilizado para combatir otras enfermedades pueden ayudar a neutralizar el coronavirus”, precisa la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aunque algunas de estas drogas se pueden conseguir en el mercado, los médicos insisten en que ninguna de ellas se debe administrar sin la indicación y supervisión de un especialista.
Ana María Henao-Restrepo, investigadora del Departamento de Vacunas y Productos Biológicos de Inmunización de la OMS, citada por la revista Science, dijo que la OMS espera tener documentación y centros de manejos de datos de esta investigación a partir de la última semana de marzo.
Un panel de expertos de la OMS seleccionó cuatro terapias que consideraron las más promisorias para hacerle frente al COVID19. Tuvieron en cuenta criterios como la calidad de la información que se tiene sobre ellas y su disponibilidad.
Estos tratamientos se aplicarán a pacientes confirmados de COVID-19. Se realizará de manera aleatoria dependiendo de la disponibilidad en cada hospital. Preferentemente en las primeras etapas de la enfermedad antes de que el paciente deba entrar a cuidados intensivos. Los médicos registrarán la evolución del paciente, incluyendo la fecha en que deje el hospital o si no logra recuperarse.
Candidatos
- Remdesivir
Diseñado originalmente para tratar el ébola, el remdesivir no mostró ser efectivo. Sí parece, sin embargo, tener potencial en contra de los coronavirus según pruebas de células cultivadas en laboratorios.
También hay reportes anecdóticos de que ha sido beneficiosa para pacientes de COVID19, pero eso no es suficiente para afirmar que la droga esa efectiva.
Entre los fármacos incluidos en el proyecto Solidaridad, el remdesivir “parece tener la más potente actividad anticoronavirus en las pruebas de laboratorio”, según le dice a BBC Mundo Stephen Morse, director del programa de Epidemiología de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Columbia (EE.UU.).
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Cloroquina/hidroxicloroquina
La cloroquina se utilizó durante muchos años para el tratamiento de la malaria. Pero lamentablemente el parásito que produce esta enfermedad generó resistencia al medicamento.
“Si funciona para la malaria, no necesariamente significa que funcionará para el covid-19”, advierte Rutherford.
Este medicamento tiene la ventaja de que se administra vía oral y es barato. No obstante, también produce efectos secundarios como dolor de cabeza, mareos, pérdida del apetito, malestar estomacal, diarrea, vómitos y erupciones en la piel, indica la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU.
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Ritonavir y lopinavir
La combinación de estas dos drogas se ha utilizado para el tratamiento del VIH.
Los expertos consultados por BBC Mundo coinciden en que esta mezcla no ha mostrado resultados alentadores contra el coronavirus.
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Ritonavir/lopinavir e interferon-beta
La cuarta opción de terapia que probará el estudio Solidaridad es la mezcla de ritonavir y lopinavir junto con interferon-beta, una molécula que ayuda a controlar la inflamación y que ha mostrado ser efectiva en animales infectados con síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS, por sus siglas en inglés).
Los especialistas advierten que es clave ser cuidadosos con el momento en el que se administran. Si se aplican en etapas muy avanzadas, podrían ser poco efectivos o incluso causar más daños que beneficios al paciente.
Fuente informativa consultada BBC News